lunes, 22 de febrero de 2016

Las neuronas de Dios


En este libro el Doctor en Biología Diego Golombek nos presenta datos y resultados de diferentes investigaciones que tienen como objetivo comprobar la existencia de Dios en el cerebro humano. En general el libro me gustó, me parece una perspectiva adecuada para abordar la constante lucha entre ciencia y religión, además de que es una lectura amena y llena de datos curiosos que despiertan el interés del lector. Considero que los puntos más relevantes de la lectura (o al menos los que más me gustaron a mí) son los siguientes:

Menciona que las conductas religiosas son una parte innata de la sociedad, cuenta diferentes estudios realizados a la población donde se concluye que la religión ayuda a regular la conducta humana a través de los diferentes mandamientos que cada grupo religioso se plantea, esta regulación incluye que las personas se muestren más amables y dispuestas a cooperar con los demás, más felices, satisfechos con ellos mismos y que las malas acciones disminuyan.

La religión va más allá de valores y conductas morales aprendidos en el hogar, se ha demostrado, por ejemplo, que cuando una persona muy religiosa reza, se ponen a trabajar ciertas partes de su cerebro equivalentes a las que trabajarían si realmente estuviera hablando físicamente con otra persona. También ciertos problemas de  salud, como la epilepsia,  hacen que las personas tiendan a mostrar conductas religiosas y en especial que presenten experiencias extrasensoriales antes de sus crisis epilépticas. Sin olvidar que existen otros medios con los que se logra tener contacto con divinidades: sustancias alucinógenas.

Pero va aún más allá de la actividad cerebral, el Dr. Golombek plantea que la religiosidad podría tener origen por un factor genético-hereditario, puede ser un fenómeno natural que no puede erradicarse porque está marcado en nuestro código genético. Si recordamos en qué consiste la epigenética podemos entender que la religión ha estado presente en la vida del ser humano por tanto tiempo que ha dejado su marca en los genes humanos.

Finalmente hace una analogía donde menciona a la religión como un virus de la mente (recordemos que los virus son parásitos obligados que necesitan un huésped para sobrevivir), se cuestiona si la relación entre religión y mente se trata de una simbiosis o un parasitismo. Finaliza el último capítulo diciendo:

“…si la religión es un virus, la ciencia puede ser una vacuna”.

Si te interesó el libro aquí dejo un video sobre su presentación, también puedes escuchar la opinión del autor. :D


1 comentario:

Kuwanyauma dijo...

Hoy empecè a leerlo y no va mal...