Autor: Zepeda,
Eraclio
Lugar de edición: México, D.
F.
Editorial: Fondo de Cultura Económica (Letras Mexicanas)
Año de edición: 2007
Género: Narrativa - Novela
Nº de páginas: 184
Editorial: Fondo de Cultura Económica (Letras Mexicanas)
Año de edición: 2007
Género: Narrativa - Novela
Nº de páginas: 184
Oriundo de
Chiapas, Zepeda nació el 24 de marzo de 1973. Antropólogo por la Universidad
Veracruzana, se ha involucrado en varias funciones desde la pedagogía hasta la
diplomacia como embajador de México ante la UNESCO.
Su obra cumbre
es una tetralogía compuesta por Las
grandes lluvias (2006), Tocar
el fuego (2007), Sobre esta
tierra (2012) y Viento del siglo
(2013). A lo largo de estas obras, Zepeda narra una historia familiar que gira
en torno a Ezequiel Urbina y paralelamente nos cuenta largos episodios de la
historia de Chiapas y su gran influencia en la historia nacional.
Tocar el fuego
Yo atribuyo al hecho de que nací y crecí aquí en México que
su historia y su cultura me parecen de una belleza y complejidad casi
literalmente inefables, y basta con “Tocar el fuego” obra que resulta una gran
prueba de ello.
A través de una historia enmarcada principalmente en los
años de la invasión francesa a México, Zepeda nos muestra una nación
impresionante, natural, bella y fascinante pero nunca en un modo que asemeja al
product placement y ahí reside buena parte de su encanto, uno puede ver
tradiciones, lugares, historias y personas hasta el punto de enamorarse sin que
en ningún momento se sienta que es esa la intención del autor (al menos no
explícitamente). En Tocar el fuego
conoceremos principalmente Chiapas con su selva y sus encantos coloniales, pero
a través de la aventura de Zequi también viajaremos por otros estados como
Puebla, Oaxaca, Veracruz y la hermosa capital de nuestro país enmarcada en una
época en que el México colonial brillaba en su máximo apogeo. Cabe recalcar,
además, la maestría del autor en la descripción de paisajes y regiones, quiero
decir que si yo tratara de hacer sentir al lector tan presente en eventos como
la batalla de Puebla muy probablemente no podría.
Habiendo hablado un poco de los lugares, comentemos algo de
la historia. Desde la primaria hasta el bachillerato se nos enseña una y otra
vez la historia de la ocupación francesa, con sus fechas, sus lugares, sus
antecedentes, consecuencias y personajes ilustres llegando al hartazgo pero en
este caso no es así. Tocar el fuego
es la ocupación francesa, sí, pero como una dulce infusión de historia servida
en tazas de barro en vez del acostumbrado enema cultural que llega a significar
aprender y reaprender quién guió a quienes en qué año.
Parte de este encanto, asumo, deriva del hecho que no está
contando la historia como eje, sino como una sucesión de escenarios que se
plantean para enmarcar cada capítulo de una historia que sucede dentro de lo
histórico de esta novela histórica.
Ezequiel Urbina y la
épica.
Pero ¿qué nos cuenta este libro? simple, en sus páginas
existe una novela épica, una odisea mexicanizada que tiene a su propio Ulises
con tez de bronce cuyo nombre es Ezequiel Urbina. Y no me refiero a él de esta
forma solo por arrojar guirnaldas, de hecho ni siquiera lo hago enteramente
como un cumplido sino porque el paralelismo es casi exacto entre estos
personajes.
En ambos casos el autor toma una historia enmarcada en
guerras y relata las heroicas aventuras de un hombre que posee en demasía todas
las virtudes morales y atributos físicos que pasen por la cabeza del escritor.
Esto, a mi parecer es más bien un punto endeble del libro; yo siempre he sido
un acérrimo fanático de personajes humanos, defectuosos, hermosos en su
imperfección con los que uno puede empatizar y verse reflejado en ellos porque
son como tú, ellos son terrenales, se equivocan y luchan por reivindicarse,
pero este no es el caso del joven Zequi, él es concebido desde que lo conocemos
como el alma de Prometeo en el cuerpo de apolo con la cara de Narciso (un tanto
más asoleado, quizá) y no me fue posible, por más que me esforcé, verme
reflejado en el retrato de un hombre que es tan perfecto, tan honorable, tan
incorruptible, bondadoso, valiente y millonario.
Ahora bien, es necesario decir lo que sí me provocó ver la
historia de este hombre-dios fue una capacidad de asombro y una invitación a
sentirme maravillado la cual también resulta encantadora a su modo, note que
este no es un libro escrito para que te veas en su protagonista, Zepeda produjo
un superman de época y eso sí, lo hizo bien, entonces disfruté de este libro en
una forma similar a la que disfruto las aventuras de algún héroe de Marvel o
DC.
Sintetizando, el único “defecto” de este libro no es ni por
asomo suficiente para opacar a todas sus grandes virtudes; lectura más que
recomendada para todo aquel que quiera vivir la historia de un Kalimán
chiapaneco y aprender un episodio de la historia de México en el que demostró
que no puedes meterte con un país que está lleno de Ezequieles Ubrina anónimos
y poderosos.
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